La variedad Garnacha forma parte de la historia de Parés Baltà. Tenemos una relación con esta variedad des de hace muchos años. En el Penedes había muchos viñedos de Garnacha y Sumoll. Pero a finales del siglo XIX, la plaga de la Filoxera destrozó estos viñedos y los borró del paisaje. Sólo unas pocas viñas sobrevivieron. Estas viñas fueron remplazadas por variedades blancas, porque a los payeses les salía más a cuenta.
En los años 50 y 60 del siglo XX, muchos años más tarde, los payeses empezaron a pensar en plantar algunas variedades negras. Mucha gente plantó variedades francesas como el Cabernet Sauvignon, Merlot o Pinot Noir. Y estas fueron apreciadas por todo el mundo.
A pesar de esto, en Parés Baltà se sentía nostalgia. Por ésta razón Joan Cusiné Hill, el abuelo de la familia, que en su época de niñez había oído hablar de los viñedos de Garnacha en el Penedes, decidió recuperar ésta variedad. Él tenía el deseo de volver a sus raíces. Por eso, a mediados de los años 70, plantó 3 campos de Garnacha en Cal Miret, cerca de Sant Martí Sarroca, dónde actualmente hacemos el vino Hisenda Miret.
Contentos con los resultados de ésta variedad, años más tarde, Joan Cusiné Cusiné, hijo de Joan Cusiné Hill, plantó más viñas de Garnacha… ¡pero ésta vez, en las montañas! Todo el mundo le decía que no saldría bien. Pero él estaba convencido porque buscaba una Garnacha más fresca y con más fruta. ¡Y al final le salió muy bien! De estas viñas hacemos el Indigena negro, el Indigena blanco y el Indigena rosado.
Maria Elena Jiménez y Marta Casas, las enólogas de Parés Baltà, nos explican que la Garnacha es una variedad delicada. Florece muy tempranamente y las heladas de primavera la pueden lastimar. Cuando es época del envero, las enólogas hacen la poda en verde. Consiste en cortar algunos racimos de uva y dejarlos caer al suelo. Esto se hace para reducir la cantidad de racimos y mejorar la calidad de la uva.
La Garnacha es la última variedad en cosechar. Justo cuando la recolectamos, tenemos que llevarla rápidamente a la bodega, ya que los racimos se pueden oxidar fácilmente. Es una variedad complicada, ¡pero nos encanta el resultado! Los vinos que hacemos con Garnacha son un poco especiados pero con mucha fruta. ¡Y muy fáciles de beber!
Estos són los vinos que hacemos con la variedad Garnacha:
Hisenda Miret
Pura Garnacha del Penedès. Los frutos de la vieja propiedad Hisenda Miret. Una garnacha extinguida en el Penedès que sorprende por su atractiva elegancia y su golosa boca. Vivos matices rojos reflejando el color de la fruta. Complejidad aromática con fragancias florales, notas cremosas y fruta silvestre que en nariz explota con intensidad y frescor. Se evidencia la importancia de la fruta también en su paso en boca, dejando recuerdos de especies y sutiles notas de tostados, siendo los protagonistas, el equilibrio y la franqueza. Sorprende su estructura y largo postgusto, consiguiendo un buen ensamblaje final. Su originalidad invita a degustarlo.
Rosa Cusiné
La esencia rosada de la cremosidad. La Garnacha Tinta bajo la influencia del microclima y del terroir de las montañas altas del Penedès, y elaborada como cava rosado para recuperar una variedad nuestra, en una sinergia de elegancia, estructura y sedosidad que la hacen única. Dedicado al trabajo de toda una vida, a la sabiduría, energía y vitalidad de la yaya Rosa. Rosa sutil con perfiles color salmón. Finísimas burbujas que explotan en delicadas y complejas notas de fruta confitada y frutos secos. La entrada en boca es enérgica, cremosa, con el carbónico muy bien integrado y con recuerdos de frutas maduras y confitadas que acaba con sensaciones espléndidas de gran estructura.
Indigena negre
Carácter propio. Intensidad en color y aroma dónde la fruta y frescor toman protagonismo. Abanico de fruta roja silvestre acompañado de sutiles toques tostados debidos a su breve estancia en madera. Se evidencia la importancia de la fruta también en su paso por boca, dejando un buen rastro de su elegancia y suavidad. Su personalidad invita a degustarlo y a repetir.
Indigena blanco
Una Garnacha Blanca Sorprendente. Tras una ligera maceración pelicular de 4 horas, se prensa suavemente la uva y se fermenta en tina de inoxidable durante 20 días a una temperatura media de 16 º C. Pasada la fermentación se continua el contacto del vino con las lías finas procedentes de la fermentación durante aproximadamente 3 meses con “battonage” diario. Sin crianza en barrica. Color blanco pálido con matices verdosos. Nítido y transparente. Nariz muy varietal, intenso con fruta blanca madura casi confitada con notas cremosas procedentes del trabajo con las lías finas realizado en tina. Boca con volumen, equilibrio y un final largo.
Indigena rosado
Garnacha con color de rosa. El frescor de les montañas del Foix y una ligera maceración de los racimos maduros de garnacha son la clave de este rosado tan especial, suave, vivaz y elegante. La palidez del color contrasta con la intensidad de la fruta en nariz y boca. Rosa muy pálido. Sorprende por su intensidad en nariz, donde predominan los aromas de frutos rojos maduros. Elegante, suave, afrutado y con muy buena acidez.