La vendimia es un momento mágico, pero a la vez desafiante para las enólogas de nuestra bodega, Maria Elena y Marta.
La vendimia requiere gran dosis de paciencia, concentración y fuerza por parte de todos los implicados en el proceso de vinificación: desde los payeses que recogen la uva hasta las enólogas que trabajan en bodega. Después de un largo invierno, donde las tareas biodinámicas son la clave para obtener uva de la máxima calidad, sanos y llenos de vida, ha llegado la vendimia y con ella una nueva añada, la 2020. Una añada que no olvidaremos jamás.
Nos esperan días intensos donde los planes orquestados durante todo un año giran alrededor de dos meses; la atmósfera se llena de expectativas y cada pequeño detalle cuenta. Estad atentos, os iremos contando más cosas. Entre tanto, aquí os dejamos la climatología de esta añada tan inusual.
Climatología durante el ciclo vegetativo.
El ciclo empezó con precipitaciones abundantes que nos hacían augurar una muy buena añada 2020.
Esta lluvia tenia que ser la reserva de agua para la planta durante la primavera y el verano, unos meses típicamente secos y calurosos, definidos por nuestro clima mediterráneo.
El mes de enero fue uno de los más lluviosos de los últimos años, y la lluvia no ceso hasta abril, convirtiéndose el mes de abril más lluvioso de los últimos 100 años.
En mayo, época de floración de la uva, siguió lloviendo y además granizó sobre la Finca Parés Baltà.
En junio, momento del cuajado de la uva, continuó lloviendo abundantemente y de forma continuada, pero a la vez intercalada con días de sol.
Estos dos factores unidos – lluvia y sol- en época de floración y cuajado provocaron que las incidencias en ataques de mildiu se hicieran notar en todo el Penedès; con más presión en zonas bajas y variedades más sensibles, como el merlot o el macabeo.
Como consecuencia, los trabajos vitícolas han sido más intensos, realizando la poda en verde para evitar la humedad en la planta y también triplicando la aplicación de preparados biodinámicos, como la ortiga, la cola de caballo y el preparado 501 de sílice, grandes aliados antifúngicos para intentar controlar y mitigar el ataque de mildiu.
Las temperaturas han sido normales, con una leve ola de calor a finales de julio.
Probablemente debido a esta ola de calor y a la poca producción de uva – debido al mildiu- las cepas han evolucionado muy rápido y de forma inesperada, anticipando la vendimia a mediados de agosto.
Evaluaremos esta progresión y veremos la llegada del mosto y su evolución al fermentar para terminar de afinar esta vendimia tan peculiar.
Os mantendremos informados.