La poda es una de las tareas esenciales para el buen desarrollo de la cepa y en el que el viticultor ha de tener más cuidado, experiencia y sabiduría.
Una vez terminada la vendimia, cuando la cepa nos ha dado su fruto, llega el tiempo de reposo. El otoño, con su caída de hojas, desnuda la cepa y la empieza a sumergir en un letargo que durara hasta bien entrado el mes de marzo.
Pero el trabajo del viticultor no acaba nunca, y es durante estos meses de invierno cuando realizamos una de las tareas más importantes y significativas de todo el ciclo vital de la cepa: la poda de invierno.
Esta poda consiste en cortar los sarmientos de la cepa, que en crecimiento salvaje, podrían llegar a medir hasta 30 metros.
Pero, ¿porque es importante esta tarea milenaria, encargada a los payeses más expertos y hábiles?
Con la poda determinamos la cantidad de uva que la cepa producirá: dejamos solo las ramas o sarmientos necesarios para que su producción sea equilibrada. Pero con la poda también podemos llegar a determinar la vida de la cepa, y nosotros lo hacemos aplicando el método de poda más respetuoso con la planta, la poda de respeto, que prioriza la circulación de la savia para minimizar las heridas realizadas en la cepa, responsables de la longevidad de la planta.
En Parés Baltà empezamos la poda a finales de noviembre y se alargara hasta bien entrado el mes de febrero. Nuestras casi 200 hectáreas de viñedo, repartidas en 5 fincas, cultivadas de forma ecológica y biodinámica, están situadas a diferentes altitudes, plantadas en diferentes suelos, y con diferentes micro-climas, requieren una atención personalizada que sólo las manos de nuestros experimentados payeses les saben dar.
Si tenéis cualquier duda sobre el arte de la poda, no dudéis en dejarnos un comentario.